Temperatura de los gases de escape: relación directa con el rendimiento de la caldera
En una caldera, la eficiencia energética se ve afectada por diferentes factores, ya sea problemas operativos, equipos de mala calidad, mantenimiento ineficiente y combustibles con alta humedad.
Sin embargo, entre muchos factores destaca la temperatura de los gases que salen de las calderas (conocidos como gases de escape), ya que afecta directamente a la eficiencia del equipo.
Por tanto, comprobar la temperatura real de los gases de escape antes de ajustar la caldera es una medida imprescindible .
Esta temperatura debe incluirse en un cálculo directo con el valor de pérdida térmica que emiten las chimeneas, es decir, cualquier valor de temperatura superior a la temperatura ambiente (origen del gas utilizado en la combustión) indicará pérdidas térmicas.
En base a esto, el “secreto” es seguir la siguiente premisa: Cuanto menor sea la temperatura del gas, mejor será el rendimiento energético, lo que indica menores pérdidas térmicas de la caldera.
¿Cuál debería ser el límite de temperatura de los gases de escape?
En la práctica, es imposible alcanzar temperaturas de los gases de escape iguales a la temperatura ambiente, lo que indica “pérdidas cero”.
Pero debemos entender que las pérdidas térmicas siempre existirán. Corresponde a la regulación de la caldera permitir el máximo rendimiento para minimizar estas pérdidas y establecer un límite de temperatura para los gases que salen de la caldera.
También es importante recalcar que la temperatura de los gases no puede ser inferior a la temperatura de condensación (temperatura del punto de rocío).
Si la temperatura de los gases es demasiado baja, puede producirse condensación de estos gases. Este proceso tiende a formar un líquido ácido, típico de las calderas.
En las calderas de biomasa, este líquido ácido se conoce como alquitrán (condensación de ácido piroleñoso y ácido carbónico).
El alquitrán es considerado un material corrosivo, que tiende a dañar diferentes partes de la caldera, como ductos, chimeneas y extractores, reduciendo la vida útil de estas partes y aumentando los costos de mantenimiento.
Por tanto, la temperatura de los gases que salen de la chimenea debe ser la más cercana al umbral, siempre que sea superior a la temperatura de condensación de estos gases.
Mide la temperatura del gas y aumenta la eficiencia térmica de tu caldera
Como hemos visto hasta ahora, la regulación mejora la eficiencia energética de la caldera y en consecuencia contribuye a la optimización de la combustión. Para ello es necesario medir correctamente los gases que salen por la chimenea.
Los principales gases son:
- CO2 (dióxido de carbono);
- O2 (oxígeno), y
- CO (monóxido de carbono), que es el principal indicador del bajo rendimiento de la caldera.
Midiendo estos gases, la industria podrá obtener las siguientes definiciones:
– ¿La quema es completa o incompleta?
– ¿Se está aprovechando bien el calor que se desprende en el horno?
– ¿El volumen/cantidad de aire es adecuado para el proceso de combustión?
Estas mediciones ayudarán a definir las mejores soluciones de regulación que permitan una mayor eficiencia de la caldera, como por ejemplo:
- Realizar el mantenimiento de la caldera, como limpiar las superficies de intercambio de calor y ajustar la modulación de la caldera;
- Promover mejoras en el aislamiento térmico de los equipos, con el objetivo de retener y aprovechar mejor el calor generado, evitando que se pierda por la chimenea;
- Instalación de analizadores de gas en la chimenea, si no forman parte del sistema;
- Mejorar la gestión técnica de la caldera, principalmente mediante la instalación de sistemas de combustión energéticamente eficientes;
- Evaluar la posibilidad de utilizar biomasa con humedad reducida (y mayor poder calorífico), entre otras acciones.
Por lo tanto, midiendo los gases que salen por la chimenea tendrás un factor importante para regular mejor tu caldera, lo que se traducirá en una mayor eficiencia energética.
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