En los procesos industriales, el vapor, generado por las calderas, es uno de los insumos más importantes. Sin embargo, toda caldera está sujeta a algunos riesgos que pueden comprometer su eficiencia y especialmente su seguridad operativa.
Por lo tanto, si la industria no toma algunas precauciones, los riesgos pueden ser grandes. Para evitar tales riesgos, es necesario adoptar algunas precauciones que, cuando se hacen correctamente, marcan la diferencia.
Consulta las 5 principales precauciones para mantener tu caldera funcionando al día.
1 – Realiza el mantenimiento preventivo y programado de tu caldera
Las calderas industriales son máquinas capaces de producir cantidades impresionantes de calor y vapor de agua en funcionamiento casi continuo, a menudo sin parar durante mucho tiempo.
Por este motivo, el mantenimiento debe programarse adecuadamente para no perjudicar la actividad. Optar por un mantenimiento preventivo siempre es más ventajoso, ya que permite anticiparse a posibles averías, además de garantizar que el equipo funciona a su máximo rendimiento.
Además, el mantenimiento preventivo, bien realizado, reduce la intensidad del desgaste, defectos y otros problemas que puedan presentar las calderas.
Por lo tanto, para evitar problemas mayores durante el mantenimiento, siempre se recomienda contratar un servicio de una empresa externa que tenga la correcta especialización en el área y que siga las recomendaciones de la NR-13.
2 – Mucho cuidado al tratar el agua de alimentación de la caldera
Uno de los puntos más importantes en el funcionamiento de las calderas, buscando su longevidad, eficiencia y seguridad, es dar la máxima prioridad a la calidad del agua de alimentación utilizada en la caldera.
Por lo tanto, independientemente del tamaño y la complejidad de la caldera, es muy importante mantener actualizado el sistema de tratamiento de agua de reposición.
Esta preocupación es fundamental, porque cuando el agua no se trata correctamente pueden surgir algunos problemas, como corrosión e incrustaciones.
La corrosión es la degradación parcial de las partes metálicas de la caldera (principalmente sus tubos), lo que puede provocar la rotura del equipo. La incrustación es el depósito de material sólido sobre la superficie de intercambio de calor, formando una capa que reduce la “velocidad de enfriamiento del tubo” por el agua, provocando un sobrecalentamiento y el consiguiente debilitamiento del material.
Para evitar la corrosión, es necesario realizar una adecuada desaireación del agua (eliminación de oxígeno del agua). Para evitar la acumulación de depósitos sólidos en las tuberías (incrustaciones), la mejor forma es reducirlos a límites aceptables.
3 – Dar prioridad a la formación de los empleados
En cualquier proceso industrial, de nada servirá utilizar la mejor caldera si no hay un empleado cualificado para manejarla.
Por tanto, el factor humano representa uno de los puntos más importantes para mantener cualquier caldera en funcionamiento y por ello es muy necesario priorizar la formación de los empleados.
Esta necesidad incluso está recogida en la NR-13, que exige que el operador cuente con un certificado de Formación en Seguridad en la Operación de Calderas. Esta formación debe ser integral, consistente, práctica y aplicada formalmente por profesionales capacitados para tal fin.
4 – Realizar pruebas diarias de enclavamiento de los instrumentos de control y seguridad.
Todas las calderas cuentan con modernos dispositivos de seguridad que están interconectados y evitan que el equipo se bloquee.
Por ello, para garantizar que estos dispositivos funcionan correctamente, se recomienda probarlos diariamente. Para ello, simule situaciones de alarma y compruebe si los sistemas de control y alarma responden como se espera.
Cabe mencionar también que la cantidad de instrumentos y rutinas de seguridad varía para cada caldera, pero se deben probar al menos los siguientes:
- Bloqueo del nivel del agua;
- Presostato de alta presión de vapor;
- Presostato de alta presión de gas (para calderas de gas);
- Sensor de llama
También es importante crear una rutina de mantenimiento y calibración de los instrumentos, dejándolos siempre calibrados.
5 – Presta mucha atención a la limpieza de los tubos de la caldera.
Toda caldera necesita altas temperaturas para que el vapor que viaja por los tubos llegue a su destino. Sin embargo, con el tiempo, las tuberías se incrustan naturalmente, lo que comienza a acumular suciedad hasta el punto de comprometer el funcionamiento del equipo.
Por lo tanto, para mantener la caldera en funcionamiento, es importante mantener limpios los tubos de llama y los tubos del intercambiador de calor presentes en este equipo.
Para limpiar la caldera, el proceso más común es manual, donde los empleados limpian tubo a tubo. Esta limpieza, además de llevar mucho tiempo, no es muy efectiva, ya que acaba no eliminando todas las incrustaciones de las tuberías.
Pero, con el avance de la tecnología, el proceso de limpieza de calderas también ha ganado importantes aliados. Uno de estos aliados es el MBX 2000 de MBX MÁQUINAS . Este equipo está desarrollado para realizar limpieza interna de tubos de calderas de los más variados diámetros.
El MBX 2000 permite que una sola persona pueda limpiar los tubos internos de acero, aumentando la seguridad y siendo sumamente versátil, ya que cuenta con una manguera flexible que limpia cada tubo.
Siempre que se sigan las instrucciones de seguridad, esta limpieza no supone ningún riesgo y reduce los tiempos de parada de la caldera.
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